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Se cierra una puerta y se abre otra - Chema Pérez - SVE en Francia

Y como todo en esta vida, se terminó. Un viaje de once meses repleto de vivencias inolvidables que todo lo transforman de cara al presente y futuro. Las últimas semanas de mi SVE, como todo lo último de algo, se caracterizaron por las despedidas que organizaron tanto desde la ONG coordinadora, La Maison de l'Europe, como desde el instituto de acogida, el lycée Saint Vincent de Paul, sumadas a la despedida que se acumula cada día en lo emocional, viéndolo todo como si fuera la última vez que fuera a ser visto: la casa en la que vivía, las calles, la gente, el supermercado del que siempre volvía cargado de hacer la compra, o la estación de tren a la que llegué en septiembre de 2016 cargado de ilusión e incertidumbre. Como en la entrada anterior ya enseñé las fotos correspondientes a la cena de despedida del instituto, aquí os enseño una foto de la despedida con la ONG, que organizó una amena sesión de minigolf.

En la foto estoy con Jean Luc, miembro voluntario del consejo de administración de la ONG, y quien durante los primeros días de nuestro SVE, nos acogió muy bien e incluso nos llevo de senderismo por unas rutas espectaculares, una de ellas rodeando el famoso acueducto Pont du Gard y, otra, acabando en un río que discurría por pequeñas cascadas y en el que hasta nos bañamos ¡como recompensa al esfuerzo por la caminata!

Durante las últimas semanas, también disfrutamos los compañeros de la ONG de algún viaje que otro. Uno a Palavas-les-Flots, un pueblo de playa a una hora aproximadamente de Nîmes, y a Grenoble, ciudad universitaria muy dinámica y joven junto a los Alpes franceses. Tanto a Palavas como a Grenoble, nos invitó una compañera de la ONG, Marine, ya que tiene casa en ambos sitios y muy amablemente nos ofreció quedarnos.

¡Nada más llegar a Grenoble!

Pero, sin duda, el plato fuerte de esta recta final del SVE pasada, por cierto, por un calor asfixiante, fue el Festival de Nîmes en les Arènes, un coliseo romano con una acústica impresionante y conocido por ser uno de los lugares más mágicos del mundo para disfrutar de un concierto. Un festival de música que, para sorpresa de todos los extranjeros como yo, dado que Nîmes es una ciudad de tan solo 140.000 habitantes, acogió a grupos buenísimos y de talla mundial: Rammstein, System of a Down, Manu Chao, Scorpions, London Grammar, Placebo... Así que a los que os guste la música, ¡ya sabéis para el año que viene! Y la cosa no se queda ahí, además del festival, la ciudad también acogió durante el año a Sum 41, Damian Marley o Hans Zimmer, compositor de bandas sonoras de películas como Origen, Piratas del Caribe o El Rey León, entre otras. Pero el bolsillo tiene sus limitaciones y no siempre estábamos al tanto de las fechas de los conciertos antes de que se agotasen las entradas. Aún así, fuimos a ver a Manu Chao, Scorpions y Placebo. Además, dado que vivíamos al lado del sitio donde se celebraban los conciertos, los escuchamos todos desde fuera e incluso desde casa. Todavía recuerdo cómo vibró toda la casa nada más empezar el concierto de Rammstein... Impresionante.

 

 

 

Justo antes de coger el tren en Nîmes para volver a Madrid, Deea y yo pasamos unos días en Barcelona con mis amigos Jorge y Marta que, como ya hicieron en febrero, volvieron a acogernos con los brazos abiertos en su casa. Esta vez, sin embargo, no nos centramos tanto en Barcelona e hicimos varias excursiones en coche, una a Cadaqués y otra a Sitges, donde disfrutamos del buen comer y de la playa. En Cadaqués, de hecho, el agua era tan cristalina que, con unas gafas de bucear que teníamos, pudimos hasta casi nadar con los peces que había cerca de la orilla.

 

 

Coincidió que mis padres y mi hermano fueron también a pasar unos días de vacaciones a Barcelona así que ¡aprovechamos para vernos y cenar juntos!


 

Y ya en Madrid, disfrutando del verano, ahora toca reflexionar y estar agradecido a todo lo que me ha pasado este año, porque a pesar de que ha habido momentos no tan buenos, los momentos buenos siempre son los que se recuerdan y el balance es más que positivo. Próxima parada: RUMANÍA.

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