Resumiendo,
este mes cambié un poco de actividades en el colegio. Ahora estoy ayudando más
a los profesores por las mañanas, y algunas tardes voy a Ylivieska a entrenar a
fútbol con un equipo de niños de 10 años.
También este mes, los voluntarios de la zona tuvimos la visita
de un compañero de Ucrania, y aprovechamos para hacer "avanto" (una de esas
extrañas tradiciones finlandeses de bañarse en un agujero hecho en un lago
helado J).
Pero
bueno, como lo más interesante del voluntariado son los refugiados con los que
estoy, quiero intentar acercaros un poco más ellos.
Así que os dejo un texto
que escribí después de que tuviese lugar en Barcelona, el Sábado 18, una
manifestación a favor de los refugiados.
Un domingo de este mes me
contaban los refugiados de un campamento en Finlandia, con una mezcla de
agradecimiento, esperanza y sorpresa, que en Barcelona, había tenido lugar una
manifestación con decenas de miles de personas exigiendo al gobierno español
cumplir con las cuotas pactadas con la UE.
Agradecimiento porque lo están pasando mal, porque se han
jugado la vida en busca de la paz que no hay en sus casas, y la sombra del regreso y
la preocupación por la vida de sus familias les persigue todos los días.
Esperanza
porque Finlandia, y otros países de la UE, les están cerrando las puertas y el
miedo a volver al infierno sigue presente.
Sorpresa porque, últimamente, las
respuestas y las manifestaciones multitudinarias solo se dan en Europa en
nombre del racismo, la xenofobia y la insolidaridad.