Europa

Hola, aparentemente  puedo decir adiós a pantalones cortos, camisetas y gafas de sol porque el verano ya ha terminado en Gijón :); bueno, al menos el clima es puntual en España.

Prometo que esta será la última vez que me quejo sobre el tiempo, porque muy probablemente será más o menos así durante los próximos 6 meses, por lo que será inútil hablar de ello. De todos modos, antes del clima increíble que tuvimos esta semana (lluvia, lluvia y, sí lo olvidamos, lluvia), hicimos algunas cosas bastante interesante el fin de semana pasado.

En primer lugar, el sábado estuve en la Holy Party en Avilés. ¿Cuántas ocasiones puedo tener en las que no me preocupo sobre cómo me veo en público y en  las que puedo tirar cosas a la gente mientras escucho música? ¡Por supuesto que tenía que ir! Fue divertido, fue desordenado y por supuesto, fue muy colorido. La ubicación era fantástica, un gran lugar para organizar este tipo de eventos sin molestar a los vecinos y sin preocuparse demasiado por limpiar el desorden.

 La música, sin embargo, aparentemente era característica de España: una mezcla de todo y sin ningún sentido. Primero tuvimos la comercial - house, después la música española y luego el techno-minimal. No tengo ni idea de si en realidad estaban pensando que hubiara una persona en este mundo a quien le encantara esta combinación o simplemente si querían enviar a la gente a casa para que el lugar no estuviera tan lleno. Tuvimos que salir muy temprano teniendo en cuenta las circunstancias, pero creo que tenía suficiente pintura en mis oídos y nariz para estar satisfecha con los resultados :). 

 Después, el domingo tuvimos una Intervención de Salud en el Festival de la Sidra en Gijón. El festival se llevó a cabo duranta toda la semana, pero nosotros solo participamos el último día, en el que también se ofreció el premio a la mejor Sidra. Me sorprendió la cantidad de gente dispuesta a beber Sidra un domingo por la mañana y, de acuerdo con los resultados de las pruebas de alcoholemia, no se detuvo en sólo 2-3 vasos.

Pero lo que fue aún más sorprendente fue el promedio de edad de los participantes (en algún caso más de los 35 años) y su falta de límites en pasar un buen rato y enseñarlo a los demás. Bueno, fue una experiencia interesante y aprendí al menos 2 cosas: que a la gente asturiana realmente les gusta muchísimo la Sidra y no tienen límites en disfrutar de su tiempo con su familia y amigos, actuando de una manera infantil y haciendo el ridículo. Es bueno saberlo :).

 ¡Hasta la próxima semana, disfrutad de vuestro tiempo de lluvia :)!