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De voluntariado por Montpellier - Daniel Ibáñez

12-4-2013

Una vez agotada la vía de encontrar un trabajo y después de leer, releer y pedir becas y concursos de todo tipo sin recoger muchos frutos, decidí empezar a investigar formas de salir de España y trabajar en el extranjero. Delante de mí se coló la oportunidad del voluntariado europeo como algo un poco extraño y completamente desconocido. Es una pena, pero en España no se nos cuentan estos programas de financiación europea que te permiten trabajar y vivir en un país diferente durante unos meses, una oportunidad que todo joven español debería aprovechar, no sólo por el contexto de crisis sino porque es enriquecedor a todos los niveles, personal y profesional.

El servicio de voluntariado europeo puede parecer muy complejo de realizar en un primer vistazo, pero es mucho más sencillo de lo que parece. Lo primero es encontrar una asociación que te envíe y si tienes suerte, toparás con gente dispuesta y predispuesta a facilitarte las cosas y darte toda la información que necesitas. Después es cuestión de curiosear la base de datos de proyectos, marcarse prioridades y empezar a pedir a diestro y siniestro todo tipo de lugares: Francia, Serbia, Finlandia... Ningún destino es malo, lo que tiene esta experiencia es que cualquier sitio te va a aportar momentos inolvidables y aprendizaje, mucho aprendizaje.

   

En mi caso fue bastante rápido, tuve suerte, y a los pocos meses de haber solicitado varios proyectos ya tenía un destino aprobado: Montpellier, Francia.

Los días anteriores a partir, a dejar España, son siempre confusos, de sentimientos encontrados, muy encontrados. Es una sensación genuina que se tiene pocas veces. Sabes que tu vida va a cambiar radicalmente por un largo tiempo, al menos unos meses, puede que un año, en el que tendrás que vivir en un país diferente, una cultura diferente, en una lengua diferente. Es emocionante y aterrador a la vez, pero si mantienes tu objetivo claro en la mente y un punto de vista optimista, las cosas llegan solas.

Mi llegada a Montpellier, tras un largo recorrido en tren de once horas, fue agradable y tranquila. Por que si algo tiene el voluntariado europeo es que te sientes respaldado en todo momento, ya sea por la asociación que te ha envidado, por la gente que te va a recibir e incluso por los organismos que amparan el programa. En mi caso no tengo más que buenas palabras para todas las personas con las que trabajo y que me han ayudado desde antes de llegar en todos los trámites cotidianos. Desde encontrar piso hasta abrir una cuenta en el banco (tarea épica en Francia), pasando por encontrar gente con la que socializar, salir, divertirse. En este aspecto Montpellier no es un problema, ¡al contrario! Esta hermosa ciudad del mediterráneo francés está llena de españoles y a rebosar de actividades culturales y de ocio que disfrutar. De hecho el verdadero objetivo es no meterte de lleno en la vida española. Al fin y al cabo se trata de conocer la cultura y aprender cuanto más francés, mejor.

En el campo laboral me siento a gusto. Mi asociación, "Réseau en scène", se dedica a apoyar y desarrollar las manifestaciones culturales de la región en el ámbito de las artes escénicas. Es un trabajo bastante burocrático, menos directo que otros, pero también interesante para mi. En mi campo, la gestión cultural, no es exactamente lo que habría pensado, pero esa es otra de las cosas que sorprenden del voluntariado europeo, que si abres un poco tu mente y afrontas las cosas con optimismo descubres que cualquier experiencia es enriquecedora.

 

Ahora me he convertido en un defensor del Servicio de Voluntariado Europeo y lo recomiendo a todo el mundo que me encuentro. Creo que es una oportunidad que debería ser casi obligatoria, sobretodo para los más jóvenes. Este tipo de experiencias, que son ideales antes de empezar tu vida profesional, nos permiten abrirnos culturalmente a otros mundos y crecer interiormente en nuestras habilidades sociales. Y por supuesto, animo a todo el mundo a conocer Francia, sobretodo el sur. A descubrir sus quesos, su vino, su patrimonio, el paisaje... ¡y la gente! Porque al contrario de lo que siempre nos habían contado, los franceses son tan abiertos y hospitalarios como nosotros  

 

 
 

Viernes 25 de Octubre de 2013

Hola Daniel, buscando ser voluntaria en montpellier me encontré con tu mensaje, yo soy de guatemala y acabo de llegar a montpellier. Mi pareja es francesa y estamos tramitando mis papeles para quedarme acá. Yo no hablo frances pero quiero aprender, me gustaría trabajar como voluntaria por lo menos por 2 o 3 meses. No se si tu sabes de algún proyecto donde acepten voluntarios para hacer trabajo social. Espero que estés bien y me parece que dedicar tu vida a ser voluntariado es de admirar. Saludos

Entrada de: Nagora Perez

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